Un remoto poblado de apenas 24.000 habitantes en la sierra de Veracruz puso a temblar a las autoridades del Banco Central de México luego de inventar su propio papel moneda, bautizado como túmin, que se basa en un sistema de trueque y cuyos “billetes” circulan ya en nueve municipios con posibilidades de extenderse a otras regiones.
La entidad encargada de regular la política monetaria del país está preocupada por la “rebeldía monetaria” que declararon los habitantes de la localidad de Espinal, en el violento estado mexicano, y por la gran acogida que tiene la moneda paralela que utilizan a manera de cupones en el intercambio de bienes de consumo.
Según las autoridades monetarias, el túmin -que en lengua totonaca significa dinero- es un fraude e intenta suplantar a la moneda nacional; no obstante, sus creadores dicen que tiene muchos beneficios: los comerciantes y profesionales venden más productos, y los consumidores compran más barato.
El túmin comenzó a circular en noviembre de 2010 en billetes de uno, cinco, diez y 20 unidades, por iniciativa de un grupo de profesores universitarios para reactivar la economía de la región y resolver el problema de la falta de dinero circulante entre la gente de esa empobrecida zona del oriente del país. Sin embargo, no fue sino hasta fines del año pasado que se popularizó y extendió.
“No tenemos pesos”
“No tenemos pesos mexicanos porque somos pobres y por eso inventamos nuestra propia moneda”, explicó a Página Siete Juan Castro Soto, catedrático de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI) y autor de la iniciativa económica.
Aseguró que el túmin se puso en circulación para facilitar el intercambio de la mercancía que ya se estaba pudriendo en los estantes de los comercios de Espinal, cuya cabecera municipal tiene 2.500 habitantes, muchos de ellos de la etnia totonaca, y que se ubica en los límites entre los estados de Veracruz y Tamaulipas, sacudidos por una creciente ola de violencia de las bandas criminales.
“Queremos promover la producción, ése es el reto mayor, generar producción local. Porque ya cualquier baratija es extranjera, ya no producimos nada. La cuestión es que vayamos a una tienda y que haya alternativas, y si observamos todo es transnacional. Se buscará que si un vendedor no tiene quien le provea, nosotros le ayudaremos a conseguirlo”, dijo Castro Soto, uno de los impulsores de este sistema.
“Nuestra moneda de trueque está respaldada por las personas que la utilizan y no por las reservas de oro del país”, explicó el especialista, y rechazó las imputaciones de la Procuraduría General de la República de que incurrieron en el delito de falsificación y suplantación del peso mexicano.
Aunque la circulación de la moneda comunitaria reactivó la economía de la región, los ejecutivos del Banco Central acusaron a los inventores del túmin de especulación y daño económico.
De todos modos hay mucha confusión sobre el uso de esta moneda, que en ningún momento intentó suplantar al peso mexicano. “Es un proyecto para rescatar el trueque en algunas comunidades”, afirmó Castro.
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