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miércoles, 18 de septiembre de 2013

La ultraderecha se excita con Cataluña, ahora piden la intervención de los militares


Si se culmina lo que los terroristas separatistas denominan la ‘vía Kosovo’, por la que se pretende declarar la independencia de Cataluña y se produjera la cesión del Gobierno de España, las Fuerzas Armadas están obligadas a defender la unidad de España y a tomar el poder. Es, para los pusilánimes, una obligación constitucional, más allá, es un imperativo del honor: las Fuerzas Armadas se deben, antes que a nadie, a España. No son mercenarios de una casta, ni lacayos comprados por una soldada, sino servidores de una idea, de la paz y tranquilidad de un territorio, de los derechos personales de sus compatriotas.

Soy un soldado de España y he jurado ante nuestra bandera estar dispuesto a derramar hasta la última gota de mi sangre por la unidad nacional y la integridad territorial y es un compromiso que renuevo cada día. Emplazo a los soldados de España a estar alerta. A su disposición me pondré, si se da la ocasión que se avizora en el inmediato futuro.
Estamos gobernados por traidores, que llevan vendiendo a España desde hace cuatro décadas. La cesión se está incrementando en los últimos tiempos. La hoja de ruta pactada con ETA por Zapatero está siendo seguida por ese traidor incompetente de Mariano Rajoy. PP y PSOE no sólo son dos mafias, dos grupos organizados para el delito y el enriquecimiento, son dos grupos enemigos de España y de los españoles. El partido que proclamaba su firme compromiso de ilegalizar al brazo político de ETA no ha movido un dedo en esa línea, sino en la contraria, con el beneplácito del Tribunal Anticonstitucional. Rajoy va con los pantalones bajados hasta los calcañares frente a los terroristas y a los separatistas. Es el lacayo de CiU es Cataluña. El partido que asumía como bandera el cumplimiento íntegro de las penas concede el tercer grado al secuestrador de Ortega Lara. El PP es un partido que conspira contra la unidad de España y que está entrando en el terreno de la traición. Ortega Lara ha abandonado el PP ante las cesiones tremendas que vienen perpetrando este Gobierno de inútiles.
Cuando se cede en lo poco es que se está dispuestos a ceder en lo mucho. Y aquí ya se está cediendo en lo mucho. Y cuando se cede en lo mucho es que se está dispuesto a ceder en todo. Es evidente, es claro, es notorio, que este mequetrefe que gobierna ilegítimamente en La Moncloa –pues lo hace con un programa que está en las antípodas del refrendado en las urnas- está dispuesto a ceder en todo, en la unidad de España. Y ante eso no podemos ceder los patriotas, nadie, y menos que nadie los soldados de España, nuestras Fuerzas Armadas. España no es negociable. Su unidad es sagrada.
Nada se gana nunca con ceder. Los separatistas son totalitarios e imperialistas, reivindican zonas y zonas de España. Navarra, los etarras. Valencia y Baleares, los de CiU y Esquerra (y a lo que se ve, ese satélite degenerado de la Plataforma por Cataluña de Ravello, partido que debería tener un congreso extraordinario para depurarse de traidores a la Patria y aclarar su postura sobre la unidad nacional). Los conflictos son peores cuando más se enconan, los cánceres son más letales cuanto más se les deja extenderse.
Estamos en tiempos duros donde se hacen precisos ideas claras, coraje y valor. La Constitución sitúa bajo el amparo de las Fuerzas Armadas la defensa de la unidad de España y de su integridad territorial. Antes que la Constitución está la nación. Hay Constitución porque hay nación preexistente. Antes que nada está España, plebiscito de los siglos, narrativa común, ámbito de libertad. Sí, España lo único importante, como decían estos traidores antes de enfangarse en la corrupción y la mentira. Hoy más que nunca, soldados de la Patria: ¡Viva España!
Enrique de Diego

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