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martes, 8 de octubre de 2013

Luis Roldán informó por escrito a Rajoy de los contactos de Zarzuela con ETA

Mariano Rajoy y Jaime Mayor Oreja (EFE)
Jaime Mayor Oreja y Mariano Rajoy conocían desde 2001 que la Casa del Rey había establecido contactos con ETA una década antes con el fin de lograr una tregua de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. El portavoz del PP en el Parlamento Europeo y el actual presidente del Gobierno fueron informados porsendas misivas remitidas por Luis Roldán a comienzos de 2001 cuando estaban al frente del Ministerio del Interior y el exdirector general de la Guardia Civil cumplía en la cárcel una condena de 31 años.

El Confidencial publicó que el secretario general de la Casa Real, José Joaquín Puig de la Bellacasa, negoció con ETA a lo largo de 1990 a través del intermediario Juan Félix Eriz. El diplomático, que estaba llamado a sustituir al jefe de la Casa, Sabino Fernández Campo, fue destituido fulminantemente por el Rey tras permanecer tan sólo ocho meses en la Zarzuela. Se esgrimieron diversas razones para explicar su salida, pero la que más influyó fue el descubrimiento de sus conversaciones con la banda terrorista. Las gestiones del secretario real con ETA a espaldas del Gobierno, que aparecieron en un documento de ETA que la Guardia Civil intervino a la banda durante una operación antiterrorista en el sur de Francia, provocaron las quejas ante el Rey del entonces presidente del Gobierno, Felipe González.
Roldán remitió la primera carta a Mayor Oreja, el 16 de febrero de 2001, a la sede del Ministerio del Interior, en el paseo de la Castellana de Madrid. La misiva ocupaba cuatro folios mecanografiados y jamás tuvo respuesta, aunque sí la cartulina de color rosa del acuse de recibo de Correos. El exdirector cumplía condena por cohecho, malversación y otros delitos en la cárcel abulense y se quejaba del trato discriminatorio que estaban recibiendo por la dirección de los centros penitenciarios tanto él como su esposa, Blanca Rodríguez Porto, que permanecía recluida en una prisión de Orense. El exdirector de la Guardia Civil no exigía privilegios, pero reclamaba para él y su esposa el mismo trato que recibían en aquellos momentos algunos presos, entre quienes se encontraban José Barrionuevo y Rafael Vera, condenados por el secuestro de los GAL de Segundo Marey. Roldán se quejaba de que aquello era un agravio comparativo y se presentaba como un hombre de Estado.
La primera carta
“Me quieren negar hasta la redención de penas en contra del criterio de los juristas de la propia Prisión”, se lamentaba. Mantenía que aquel castigo añadido no tenía ninguna explicación, cuando él mantenía su silencio y una “actitud responsable” sobre algunos asuntos de Estado que sabía de su época de director general:
“Mire usted me refiero a los contactos de la Casa del Rey con ETA que sólo Corcuera, González y yo conocemos. A mí se me comunicó que guardara silencio y de que no informara de ello ni a Vera ni Serra por la gravedad del asunto”, le decía a Mayor Oreja.
Los exministros socialistas de Interior José Barrionuevo y Jose Luis Corcuera (i-d)  (EFE)Rafael Vera era entonces secretario de Estado de Interior y Narcís Serra, ministro de Defensa. Vera fue destituido después por el ministro Antonio Asunción y Serra, ya como vicepresidente del Gobierno, también se vio obligado a abandonar la Moncloa en junio de 1995 por el escándalo de las escuchas ilegales del CESID.
Roldán le hacía saber al ministro del Interior que aquella información sobre la Zarzuela era “muy sensible” porque afectaba a José Joaquín Puig de la Bellacasa, el exsecretario de la Casa del Rey, con ETA, la persona que había tendido los puentes con la banda terrorista.
La segunda carta, a Rajoy 
Tras la salida del Ministerio de Mayor Oreja, el exdirector de la Guardia Civil probó más suerte con su sustituto, Mariano Rajoy. Este llegó al Ministerio del Interior el 27 de febrero de 2001 y, tres meses después, el 9 de mayo, ya tenía sobre su escritorio la carta de Roldán. La misiva era más corta, apenas ocupaba un par de folios escritos a ordenador, pero el sobre también contenía los cuatro folios remitidos a su predecesor, Mayor Oreja.
El contenido de la misiva se centraba nuevamente en los contactos de la Casa del Rey con ETA. Roldán escribía:
“El tema fue y es hoy muy delicado y los hechos muy graves. El intento de conversaciones de la Casa del Rey con ETA tras la ruptura de las negociaciones de Argel en 1990. Como consecuencia se produjo el cese de José Joaquín Puig de la Bellacasa”.
Roldán le recordaba a Rajoy que la “documentación” intervenida de ETA con los datos sobre las negociaciones soló le había llegado a él y después, a través suyo, al ministro del Interior José Luis Corcuera, que informó a González. El exdirector de la Guardia Civil aportaba más datos sobre cómo había obtenido el informe de la banda terrorista, en el que aparecía el nombre de Puig de la Bellacasa:
“Un alto funcionario de la Policía francesa, que tiene una estrecha relación personal y económica con nosotros -se refería a la Guardia Civil- me entregó esa documentación sensible”.
En aquellos días, muchos periodistas estaban al tanto de que las Fuerzas de Seguridad del Estado y los servicios de información del CESID tenían en nómina a funcionarios galos para que les facilitaran las operaciones antiterroristas en Francia.
Y Roldán destripaba a Rajoy el contenido del documento intervenido a la organización armada:
“Me entregó una documentación extremadamente sensible con fechas y datos y contactos de personas de la Casa del Rey con ETA, en referencia concreta a José Joaquín Puig de la Bellacasa. Por su gravedad me vine a Madrid -de San Sebastián- y me vi con Corcuera y éste se fue a ver a González”.
Para Roldán, en la misiva al entonces ministro del Interior, “existía un conflicto de competencias entre Sabino Fernández Campo y Puig de la Bellacasa“.
Y le recordaba a Rajoy:
“¿Entiende ahora el escrito que mandó Sabino al Rey en 1990 cuando abandonó La Zarzuela y escribió aquello de: ‘Lo ocurrido, señor, debiera servir de aviso para, en próxima ocasión, evitar consecuencias que en cierta medida pueden deteriorar la imagen de la Institución’”.
También le hacía ver que sólo él y el expresidente del Gobierno, Felipe González, tenían una copia del documento intervenido a ETA.
El exdirector de la Guardia Civil, que había mantenido una buena relación con Rajoy,nunca recibió una respuesta a su carta, aunque sí el acuse de recibo del Ministerio del Interior. Un mes después, el 7 de junio, volvió a remitirle una nueva misiva al ministro, recordándole los mismos hechos pero una vez más recibía el silencio como respuesta.
Rajoy permaneció como ministro del Interior entre el 27 de febrero de 2001 y julio de 2002, fecha en la que fue sustituido por Ángel Acebes. Compatibilizaba su cargo ministerial con el de vicepresidente primero desde abril de 2000, en el que se mantuvo toda la legislatura.
N. de la R.: El exsecretario general de la Casa del Rey, José Joaquín Puig de la Bellacasa, con quien el autor de esta serie de informaciones intentó ponerse en contacto desde hace semanas sin fruto alguno, ha enviado a El Confidencial las siguientes líneas:
Señor director:
Ante la información aparecida en ese medio de comunicación, los días 30 de septiembre y 1 de octubre de 2013, en cuanto en él se alude a mi persona y hechos que se me atribuyen – especialmente a un grupo terrorista y a personas que ni he conocido como un tal Erik- le afirmo que los desconozco.
Por tanto, le rogaría que publicara estas líneas, que quiera o no, mancillan mis pasos por la Institución Monárquica y mi servicio a la Corona de España.
Mi sentido de la lealtad ha presidido mis servicios tanto a España como al Rey (Que Dios guarde).
Qué triste que estos bulos perturben esta segunda navegación platoniana de mi vida, las más serena, según el filósofo.
Cordialmente le saluda José Joaquín Puig de la Bellacasa y Urdampilleta.

Fuente: Elconfidencial
http://sereslibres.com

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