04 octubre 2013
La campaña de imagen ideada por Moncloa para presentar a Mariano Rajoy como el primer mandatario del mundo que se ha acercado a Fukushima (Japón) tras su desastre nuclear tenía “trampa” y ha sido visto como una “pantomima” por varios diplomáticos internacionales afincados en España. Pese a que la mayor parte de la prensa española se ha “tragado” la supuesta heroicidad deRajoy, afrontando el riesgo de contaminación nuclear, lo cierto es que el Gobierno ha engañado de nuevo a la opinión pública y a los periodistas: la localidad de Fukushima da nombre a la central nuclear, pero Rajoy estuvo a 60 kilómetros de la catástrofe y solo durante una hora.
Las redes sociales asemejaron esta imagen con la que en 1966 protagonizó el entonces ministro de la dictadura, Manuel Fraga, con su baño en Palomares (Almería). Entonces cayó por accidente una bomba nuclear norteamericana, pero las crónicas de la época evidencian que ambos episodios tampoco son comparables: Fraga estuvo en el epicentro del accidente durante seis horas, mientras que Rajoy solo se acercó a esos 60 kilómetros de distancia -entre 20 y 40 km más lejos que los perímetros de seguridad más rigurosos- y además al cabo de menos de 60 minutos se marchó de allí.
“Algunas personas fuera de Japón ligan Fukushima al desastre nuclear y lo pronuncian con temor. Es un temor que no hace justicia a los esfuerzos que ha hecho el pueblo japonés para volver a la normalidad, es un temor infundado, y espero que mi presencia contribuya a disipar estos temores” afirmaba Rajoycon rotundidad.
La casualidad quiso además que se enfundara unos profilácticos guantes blancos para cortar la cinta de inauguración de la exposición del artista español José María Sicilia, fotografías que Moncloa no quiso distribuir para evitar malentendidos.
Pero lo cierto es que la presencia de Rajoy en la ciudad de Fukushima fue un fiasco. A pesar de sus palabras tranquilizadoras sobre el accidente nuclear, el artista José María Sicilia no ocultó la gravedad de la tragedia: “El asunto no está ni mucho menos resuelto, como prueban las informaciones que aparecen hoy”, en alusión a las nuevas fugas radioactivas. Moncloa tampoco pudo evitar que el título de la exposición estuviera inspirado en el libro «Natsu no Hana» («Flores de Verano») de Tamiki Hara, superviviente de la bomba atómica de Hiroshima que convirtió el bombardeo y la muerte de su mujer en los ejes de su trabajo.
No es cierto que Rajoy haya desafiado el riesgo de contaminación nuclear. El Gobierno de Japón ha establecido un perímetro de seguridad en torno a la central que ha oscilado entre los 20 y los 40 kilómetros, según la información oficial.
Tampoco es cierto que aunque se haya asemejado el viaje de Fraga a Palomares con el de Rajoy a Fukushima, el actual presidente del Gobierno logre resistir las comparaciones con su paisano y fundador del PP. Las crónicas de la época señalan que Fraga llegó en torno a las 11.00 de la mañana a Palomares, estuvo en la localidad cercana de Mojácar almorzando opíparamente e inaugurando un Parador nacional y se marchó de allí en helicóptero a las 17.30 horas. Total: seis horas y media en el mismo epicentro del accidente que ocasionó siete militares americanos muertos.
Entonces, el pueblo de Palomares fue tomado literalmente por militares americanos, que instalaron allí el “Campamento Wilson”. Aunque sus modernos métodos de detección de metales hallaron más de un centenar de objetos, los especialistas aventuraron que tardarían al menos un mes en localizar el artefacto nuclear. Sin embargo, fue el pescador Francisco Simó Orts, llamado desde entonces “Paco el de la bomba”, quien determinó antes su localización exacta desde su modesta barcaza, ya que había visto la caída y sabía manejarse con destreza por aquellas aguas.
En lo que sí se pareció el viaje de Fraga al de Rajoy fue en los mensajes políticos que ambos aprovecharon para transmitir a los periodistas. También en que ninguno de los dos admitió preguntas. Rajoy explicó que “las dudas sobre la existencia del euro, el rescate de España y la prima de riesgo ya son historia. Hoy se habla de cuán grande va a ser la recuperación económica de España”. Carlos Mendo, jefe de prensa de Manuel Fraga, fundador del diario “El País” y director de la agencia Efe que lo acompañó a Palomares, escribía para los lectores españoles:
“El jefe de las fuerzas españolas, general Montel, presentó a los ministros a sendas comisiones de los vecinos de Palomares, Villaricos y Cuevas de Almanzora. La presentación se realizó en una tienda de campaña en plena playa. Fue un acto emotivo carente de protocolo, que expresó mejor que otra cosa la eficacia de un sistema de democracia abierta como el español. Al cronista le recordaba un poco aquellas Cortes de Castilla medievales en las que los leales súbditos presentaban sus peticiones al buen rey. Las peticiones eran las naturales para los hijos de la provincia de Almería: agua, carreteras y turismo. Las pancartas eran enternecedoras: “No pedimos nada. Solo queremos decir que no tenemos nada”, “Las tropas de Wilson se han portado correctamente con Palomares” y “Esperamos al turismo”. Estas y muchas más de saludo y bienvenida eran agitadas una y otra vez por mujeres y niños, concentrados en la plaza del villorrio de Palomarespara escuchar las palabras de un ministro de Franco”.
1 comentario:
Es que el pobre Rajoy no da para más y se entera del asunto de Fukushima tanto como del problema de la crisis económica. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/08/que-alguien-nos-explique-ahora-lo.html
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